jueves, 9 de febrero de 2017

Agricultura de conservación: una opción viable en Manatí (+fotos y audio)

La agricultura de conservación de abre paso en Manatí

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Según la FAO, la agricultura de conservación comprende una serie de técnicas que tienen como objetivo fundamental conservar, mejorar y hacer un uso más eficiente de los recursos naturales, mediante un manejo integrado del suelo, el agua, los agentes biológicos y los insumos externos. Bajo esta idea, en dos fincas manatienses se desarrolla un experimento destinado a ponderar los beneficios de este tipo de agricultura.
Para muchos resulta novedoso el tema, porque brinda una nueva perspectiva en materia de agricultura sostenible. Sin emabargo, para otros es totalmente descabellado aplicar este tipo de técnicas. Quienes piensan así, aún se encuentran apegados al tractor y sus implementos.
Si bien es cierto que la tecnificación de la agricultua constituyó en determinado momento la cumbre de la producción de alimentos en Cuba, la verdad es que la práctica ha demostrado que estas maneras tradicionales de hacer producir la tierra, contribuyen con la protección del suelo, especialmente en terrenos como los de Manatí, caracterizados por mal drenaje, compactación, poca fertilidad y sometidos a largos periodos de sequía.
Es por ello que de la mano del Proyecto de Innovación Agropecuaria Local, en estas dos fincas de la CCS Mártires de Manatí, se experimenta con la agricultura de conservación, que no es la panacea para todos los males de la producción de alimentos, pero es sin lugar a dudas, una manera noble de aproximarse a la naturaleza desde otro prisma, y como dicen muchos, una forma de cambiar la mente.
En diciembre pasado, productores y productoras de Las Tunas, participaron en el primer taller de agricultura de conservación, organizado por el PIAL en la provincia. Las experiencias compartidas por hombres y mujeres que están pegados a la tierra produciendo, confirman lo antes dicho y sobre todo, impone esfuerzos.
No puede ser una quimera lograr que se utilicen en nuestras áreas productivas el abono verde o la cobertura de surcos con materia vegetal. Es muy cierto que estas técnicas se concretan mejor en pequeñas parcelas, sin embargo, esperar nunca será la mejor solución. Por algo hay que empezar.


Además de los beneficios ecológicos que llegan con la agricultura de conservación, se logran efectos positivos para el manejo de plagas y enfermedades con una disminución ostensible de los plaguicidas. Eso quiere decir que a suelo sano, plantas sanas. Y para el productor, menos uso de maquinarias y alrededor del 70 % de ahorro de combustible y cerca de la mitad del tiempo de trabajo menos pesado, rendimientos estables, seguridad alimentaria y por consiguiente mayores ingresos.
Fruto de ese primer taller sobre agricultura de conservación es que en lo adelante Las Tunas tendrá una estrategia para aplicarla fundamentalmente en cultivos como la cebolla, la yuca y los frutales. Resulta necesario generalizar este tipo de manejo del suelo y que las autoridades de la Agricultura y las bases productivas en Manatí también apuesten por él.




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